Mientras centenares de personas se concentraban en apagar el mayor incendio que ha sufrido la región en este siglo, enormes satélites situados a centenares de kilómetros e invisibles para el ojo humano fotografiaban al detalle cómo evolucionaba el fuego. Desde el inicio, cuando era un pequeño foco situado en Almorox (Toledo), hasta que se partió en dos y puso en jaque durante horas a los bomberos, las brigadas forestales y la Unidad Militar de Emergencias (UME).
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